The Guardian amplía una acusación no verificada contra el Papa y el Opus Dei

The Guardian amplía una acusación no verificada contra el Papa y el Opus Dei

En este texto, publicado recientemente en un conocido medio internacional, se analiza de forma crítica cómo determinados enfoques mediáticos sobre el Opus Dei y, en general, sobre la Iglesia Católica, se apoyan más en estereotipos y ficciones populares que en una consideración rigurosa de los hechos.

Fuente: The Guardian’s coverage of Opus Dei treats facts as optional — La cobertura de The Guardian sobre el Opus Dei trata los hechos como algo opcional

Opus Dei suele aparecer en la prensa generalista asociado a términos como “secta” y “secretismo”, una imagen que, según diversos observadores, procede más de la ficción popular que de un análisis riguroso de la realidad de la Iglesia Católica. Este enfoque se alimentó durante años con obras como El código Da Vinci, que contribuyeron a fijar un imaginario donde la Iglesia se convierte en un lienzo simbólico sobre el que se proyectan miedos y agravios sociales, más que en un objeto de estudio concreto. En ese contexto, el Opus Dei resulta un blanco fácil: es poco conocido, lo bastante discreto para parecer inquietante, suficientemente organizado para despertar sospechas y claramente católico, lo que activa recelos en un público predispuesto a esperar conductas reprobables.

Este patrón se repitió cada vez que una noticia sobre la Iglesia adquirió relevancia. Además, la tendencia a la exageración se intensificó cuando entró en escena un pontífice. El Papa actúa como amplificador narrativo: su nombre aporta peso y dramatismo, aunque su implicación real sea inexistente o mínima. Así, informaciones que de otro modo tendrían un alcance limitado se transforman en asuntos de gran calado con solo insinuar un interés o un respaldo papal, incluso cuando esa insinuación se apoya únicamente en fuentes anónimas o testimonios indirectos.

En ese marco se situó la cobertura de The Guardian sobre una pequeña conferencia en Argentina relativa al Opus Dei. El reportaje, publicado el 15 de diciembre, se centró en un encuentro internacional en Buenos Aires en torno a los testimonios de 43 mujeres que afirman haber sido explotadas cuando eran jóvenes y que mantienen un litigio con el Opus Dei y su dirección regional. El caso ya está en manos de la justicia argentina: hay fiscales investigando, abogados implicados y un debate público abierto desde hace tiempo en el país.

Sin embargo, el elemento central del relato de The Guardian no fue el contenido del proceso judicial, sino la afirmación de que el Papa León XIV “instó en privado a los organizadores a convocar la conferencia”, acompañada de la sugerencia de que podría pronunciarse después del encuentro. Esa mención convierte un evento periférico, alejado de Roma y del Reino Unido, en un asunto de dimensión global. El propio diario admitió que no podía verificar esa afirmación, que se apoya exclusivamente en una “fuente con conocimiento del caso” cuya identidad no se revela.

La relevancia de la pieza radicó precisamente en la invocación del Papa. Si fuera cierto que León XIV “instó” a organizar la conferencia, ya no se trataría solo de alegaciones controvertidas, sino de una intervención papal directa. Con todo, no se aportó corroboración alguna. La Santa Sede no lo confirmó —ni siquiera en la propia información de The Guardian— y el Papa no emitió declaración alguna. Tampoco se produjo la intervención posterior que se insinuaba, de modo que la afirmación extraordinaria siguió sin respaldo probatorio.

El resto de la noticia describió una conferencia de reducido alcance, con participantes que relatan experiencias negativas vinculadas al Opus Dei y que llevaron su caso a los tribunales, ahora enmarcado bajo la categoría de trata. La validez jurídica de esa calificación corresponde a las pruebas, al procedimiento y al debate legal, no a una escalada periodística basada en el uso del nombre del Papa como recurso retórico.

En la preparación de este análisis se revisó el intercambio de correos entre el Opus Dei y The Guardian. A través de su Oficina de Información, el Opus Dei se dirigió al defensor del lector del diario para protestar por el contenido publicado.

Comentarios
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Domingo Mesa
Ayer
La cobertura del Opus Dei parece más un juego de imaginación que una búsqueda de la verdad. Al usar el nombre del Papa para generar dramatismo, se alimentan estigmas que pueden llevar a la discriminación. La Iglesia debería ser un faro de verdad, no un blanco de sensacionalismo. Es crucial que el periodismo priorice la veracidad y no el escándalo.
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