El Obispo de Orihuela-Alicante, Mons. José Ignacio Munilla, ha compartido cinco reflexiones sobre el aborto y el Síndrome Postaborto, destacando las profundas heridas emocionales que este puede causar en las mujeres.
El 3 de octubre, Mons. José Ignacio Munilla, Obispo de Orihuela-Alicante, publicó en sus redes sociales una serie de reflexiones sobre el aborto y el Síndrome Postaborto (SPA), un trastorno que describe la dificultad de las mujeres y hombres para procesar emociones como angustia, miedo y culpabilidad tras haber experimentado uno o más abortos. En su publicación, titulada “El síndrome postaborto existe: ¡YO LO HE VISTO!”, el prelado español expone cinco puntos clave sobre este fenómeno.
En primer lugar, Mons. Munilla afirma que, a lo largo de los años, ha constatado las profundas heridas que el aborto puede dejar en una mujer, al punto de convertirla en la segunda víctima del aborto, siendo la primera el niño no nacido. Además, señala que ha observado diversos itinerarios psicológicos y espirituales de sanación a los que acuden muchas mujeres en todo el mundo, aunque lamenta que otras aún sufren sin saber dónde encontrar alivio.
El Obispo también recuerda el caso emblemático de Norma McCorvey, conocida como "Jane Roe" en el histórico caso Roe v. Wade, quien tras un proceso de sanación se convirtió en defensora de la causa provida. Asimismo, critica la imposición de una ideología que, según él, pretende negar la realidad biológica en favor de un pensamiento único.
Finalmente, Mons. Munilla denuncia que quienes niegan el SPA también evitan realizar estudios sobre el impacto del divorcio en la salud psíquica de los hijos, sugiriendo que no desean que la realidad arruine su ideología.
En el contexto político, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha anunciado su intención de incluir el aborto como un derecho constitucional, lo que ha generado una intensa disputa política y mediática en el país. Esta iniciativa se produce tras la aprobación de una moción que insta a proporcionar información sobre el SPA, citando sus efectos emocionales y físicos, aunque estos no están reconocidos científicamente como un síndrome.