El cardenal Robert Sarah, al cumplir 80 años, expresa su confianza en el pontificado del Papa León XIV, destacando su enfoque en la centralidad de Cristo y la Tradición.
En una entrevista concedida a Avvenire, el cardenal Robert Sarah, quien recientemente celebró su 80 cumpleaños, reflexionó sobre su vida y su relación con el actual pontífice, el Papa León XIV. El cardenal, originario de Guinea y ex prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, compartió su experiencia de haber trabajado con figuras santas como Madre Teresa de Calcuta y San Juan Pablo II, así como con los últimos papas, Benedicto XVI y Francisco. Ahora, observa con esperanza el liderazgo de León XIV, quien, según él, está revitalizando la centralidad de Cristo en la Iglesia.
El cardenal Sarah destacó la importancia de la Tradición como motor de la historia eclesial, en línea con los principios del Concilio Vaticano II. En su opinión, la elección del Papa León XIV de usar la mozzetta, un símbolo de jurisdicción papal, ha sido malinterpretada y subrayó que no debería ser motivo de controversia.
En el contexto de su trayectoria, el cardenal recordó su nombramiento por Juan Pablo II como secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, su designación como presidente del Pontificio Consejo "Cor Unum" por Benedicto XVI y su rol como prefecto del Culto Divino bajo Francisco. Tras la elección de León XIV, fue nombrado enviado papal al Santuario de Sainte-Anne-d’Auray en Francia.
Sobre la unidad de la Iglesia, el cardenal Sarah abogó por superar las divisiones ideológicas y enfatizó la misión única de la Iglesia en espíritu de comunión. También reflexionó sobre el anuncio del Evangelio, la importancia de no olvidar la presencia de Dios en el mundo y la necesidad de una reforma de la Curia Romana.
En cuanto a la sinodalidad, el cardenal sugirió que debe ser entendida en el contexto de la comunión eclesial, evitando divisiones ideológicas. Asimismo, defendió la diversidad de ritos litúrgicos y cuestionó la prohibición de ritos antiguos, como el uso del Misal de 1962.
El cardenal también expresó sus reservas sobre el documento Fiducia supplicans, que aborda la bendición de parejas "irregulares", y espera una revisión que fortalezca la unidad eclesial.
Por último, el cardenal Sarah compartió su visión sobre el papel de las iglesias africanas en la Iglesia universal, destacando su frescura de fe y el alto precio que pagan en términos de martirio, lo cual considera una semilla para nuevos cristianos.