El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis Argüello, ha presentado un decálogo para abordar la "urgencia vocacional y misionera" en la Iglesia en España, durante un encuentro nacional de delegados de pastoral vocacional.
En el marco del encuentro nacional de delegados de pastoral vocacional, el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Mons. Luis Argüello, compartió un decálogo que busca enfrentar la "urgencia vocacional y misionera" que atraviesa la Iglesia en España. Durante su intervención, el prelado subrayó la importancia de la conexión entre vocación y misión, citando la exhortación apostólica Evangelii gaudium del Papa Francisco, donde se destaca que "un nexo profundo une misión y vocación". Este vínculo, según Mons. Argüello, fue evidente en el Sínodo de la Sinodalidad y debe inspirar a valorar todos los carismas y ministerios, alentando todas las vocaciones.
El decálogo comienza con la afirmación de que "vocación y misión están unidos", y continúa con la idea de que "somos vocación", destacando que la primera vocación es la existencia misma, que debe llenarse de sentido y santidad. Mons. Argüello enfatizó que la vocación no es un añadido, sino la esencia de lo que somos, un don que se recibe y no se conquista. En tercer lugar, animó a transformar el don en tarea, percibiendo la vida como un proyecto que se dona a los demás.
El prelado también abordó la crisis vocacional como una crisis antropológica, señalando que no se trata solo de la falta de vocaciones religiosas, sino de una falta de comprensión de la vida como vocación en todos los ámbitos. Criticó el paradigma actual de "personas sin vocación", donde la búsqueda de la libertad y la eficacia prevalecen sobre el bien común, afectando así a la pastoral vocacional de la Iglesia.
En el quinto punto, Mons. Argüello describió la vocación como una oferta de gracia que exige discernimiento, un camino dinámico donde la elección se actualiza continuamente. Destacó la importancia de releer experiencias pasadas y subrayó la dimensión comunitaria de la vocación. Asimismo, abogó por crear una cultura vocacional que permita a las personas descubrir su propósito en la vida, fomentando un ecosistema donde toda actividad eclesial sea vocacional.
La Iglesia es vista como una familia vocacional, donde las relaciones son fraternas y llenas de amor, y cada vocación personal enriquece a las demás. Mons. Argüello subrayó la necesidad de discernir el camino y fomentar una cultura vocacional caracterizada por el anuncio del Evangelio y apertura al servicio.
El prelado animó finalmente a promover una pastoral vocacional con alma y organización, destacando así la urgencia de una Iglesia vocacional y misionera que transmita el "fuego vocacional" a todos los niveles, desde las familias hasta las diócesis y organismos eclesiales.