La comunidad católica en Myanmar enfrenta una nueva amenaza con los planes de demolición de una catedral histórica por parte de la junta militar.
En un contexto de creciente tensión religiosa y política, la junta militar de Myanmar ha anunciado su intención de demoler una catedral católica emblemática, lo que ha generado preocupación y rechazo tanto a nivel local como internacional. La catedral, que ha sido un símbolo de la presencia católica en la región durante décadas, se encuentra ahora en el centro de una controversia que podría tener implicaciones significativas para las relaciones interreligiosas en el país.
La decisión de la junta ha sido recibida con consternación por parte de la comunidad católica y de defensores de los derechos humanos, quienes ven en esta acción un intento de silenciar y marginar aún más a las minorías religiosas. La catedral no solo es un lugar de culto, sino también un patrimonio cultural e histórico que ha resistido el paso del tiempo y los conflictos que han sacudido a Myanmar.
El Papa León XIV ha expresado su profunda preocupación por la situación, instando a las autoridades a reconsiderar su decisión y a respetar la libertad religiosa y el patrimonio cultural del país. En un comunicado, el Santo Padre destacó la importancia del diálogo y la coexistencia pacífica entre las diferentes comunidades religiosas como pilares fundamentales para la paz y la estabilidad en la región.
Organizaciones internacionales y líderes religiosos de diversas confesiones han manifestado su solidaridad con la comunidad católica de Myanmar, subrayando la necesidad de proteger los lugares de culto y de promover un ambiente de respeto y tolerancia. La comunidad internacional observa con atención el desarrollo de los acontecimientos, mientras se multiplican los llamamientos para que la junta militar reconsidere su postura y evite un acto que podría agravar aún más las tensiones en el país.