El nuevo presidente de la Universidad de Georgetown ha manifestado su rechazo a las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad, generando controversia en torno a su designación.
El reciente nombramiento de Eduardo Peñalver como presidente de la Universidad de Georgetown, una institución jesuita en Washington, D.C., ha suscitado un intenso debate debido a sus declaraciones pasadas y presentes sobre temas sensibles para la doctrina católica. Peñalver, quien actualmente dirige la Universidad de Seattle, ha expresado públicamente su desacuerdo con las enseñanzas de la Iglesia sobre la homosexualidad. En 2014, escribió en Commonweal que preferiría considerar las relaciones homosexuales comprometidas como moralmente valiosas, en respuesta a la destitución de un subdirector de una escuela católica que contrajo matrimonio con otro hombre.
Además, Peñalver ha criticado la decisión de la Corte Suprema de revocar el caso Roe contra Wade, argumentando que la medida tendrá consecuencias significativas para diversos grupos, incluidas las mujeres de bajos ingresos y las comunidades LGBTQ. Durante su tiempo como decano de la facultad de derecho de la Universidad de Cornell, también se opuso a la prohibición de las tropas transgénero en el ejército propuesta por la administración Trump en 2017, calificándola como un retroceso en la inclusión y tolerancia.
Las reacciones no se han hecho esperar. Patrick Reilly, presidente de la Sociedad Cardenal Newman, ha expresado su preocupación sobre la fidelidad de Georgetown a las enseñanzas católicas, afirmando que la universidad ya era considerada peligrosa para las familias católicas antes de este nombramiento. Reilly sugiere que la universidad debería adoptar estándares más estrictos para alinear sus prácticas con la doctrina católica, tal como lo hacen otras instituciones que siguen las directrices de la Guía Newman.
Por su parte, John Ritchie, director de Tradición, Familia y Propiedad Acción Estudiantil, ha calificado de escandaloso que el nuevo presidente de una universidad católica rechace abiertamente la enseñanza moral de la Iglesia sobre la homosexualidad. Ritchie argumenta que los estudiantes católicos buscan en sus líderes claridad moral y no confusión, y que las universidades deberían formar santos en lugar de escandalizar a los fieles.
La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos ha reiterado que los rectores de universidades católicas deben ser fieles a la doctrina, conforme a las normas establecidas por la constitución apostólica Ex corde Ecclesiae del Papa Juan Pablo II en 1990. Sin embargo, ni la Universidad de Georgetown ni la de Seattle han respondido a las solicitudes de comentarios sobre cómo se alinean las declaraciones de Peñalver con las enseñanzas de la Iglesia.
