En Rovereto sulla Secchia, localidad perteneciente a la diócesis italiana de Carpi, la festividad de San Luis Gonzaga quedó marcada por la controversia debido a la inclusión de un espectáculo de drag queens en el programa de una fiesta parroquial. Aunque el evento fue finalmente suprimido, su mera previsión ha suscitado críticas por su incompatibilidad con el carácter religioso de la celebración.
Durante la fiesta en honor de San Luis Gonzaga, celebrada en Rovereto sulla Secchia, se llevó a cabo una procesión presidida por el obispo de Carpi, monseñor Erio Castellucci. Al término de la misma, estaba prevista la actuación de un grupo de drag queens, cuya presencia fue retirada del programa oficial, previsiblemente ante las reacciones suscitadas por su anuncio previo.
La inclusión de esta actuación en un contexto parroquial fue percibida como un agravio al sentido religioso de la fiesta, especialmente por tratarse del patrono de la juventud y modelo de castidad. Diversas voces han señalado la contradicción entre la figura del santo y la cultura asociada a este tipo de espectáculos, comúnmente vinculados al activismo LGBTQ+.
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La polémica cobró mayor notoriedad tras ser difundida por medios italianos que recordaron precedentes similares en la diócesis de Carpi, como una exposición calificada de blasfema en la iglesia de Sant’Ignazio. En este contexto, la previsión del número drag fue interpretada por muchos como un síntoma de desorientación pastoral y falta de discernimiento litúrgico.
El párroco de la iglesia de Santa Caterina d’Alessandria, padre Alex Sessayya Kunjumon, evitó pronunciarse de inmediato, remitiéndose a una eventual declaración posterior. La situación ha reavivado el debate sobre los límites entre la apertura cultural y la fidelidad al depósito de la fe en el ámbito parroquial.
