El cardenal Gerhard Ludwig Müller ha expresado su preocupación por los intentos de remodelar la Iglesia Católica para que sirva a agendas masónicas, socialistas o capitalistas, advirtiendo sobre los peligros de desviar la fe de su esencia cristiana.
En una reciente entrevista en Roma, el cardenal Gerhard Ludwig Müller, Prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, compartió sus reflexiones sobre diversos temas de actualidad, incluyendo el asesinato de Charlie Kirk y los primeros meses del pontificado del Papa León XIV. Durante la conversación, Müller expresó su inquietud ante el Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana 2025, un evento que reunió a líderes religiosos, políticos y académicos para discutir la promoción de los principios de la encíclica Fratelli tutti del Papa Francisco. Este encuentro concluyó con un concierto en la Plaza de San Pedro, donde se proyectaron imágenes del Papa Francisco mediante drones, lo que Müller criticó como un culto a la personalidad inapropiado para la Iglesia.
El cardenal Müller cuestionó el uso de la Basílica de San Pedro como escenario para eventos que, según él, promueven ideologías contrarias a la fe católica. Criticó la mezcla de música sacra con mensajes profanos durante el concierto Gracia para el Mundo, y advirtió sobre el riesgo de transformar a la Iglesia en un líder secularizado, alejado de su misión evangelizadora. Müller subrayó la importancia de mantener a Jesucristo como el centro de la fe, y rechazó cualquier intento de utilizar la Iglesia para agendas políticas o ideológicas.
El cardenal también expresó su preocupación por el respaldo secular y financiero detrás de iniciativas como el Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana, sugiriendo que algunos buscan explotar la autoridad de la Santa Sede para impulsar agendas masónicas, socialistas o capitalistas. Müller enfatizó que la verdadera fraternidad debe basarse en la paternidad de Dios y en la redención a través de Jesucristo, advirtiendo sobre los peligros de un humanismo sin Dios que contradice la esencia de la fe cristiana.