El primer Urbi et Orbi de León XIV: la responsabilidad, la paz y los olvidados de la guerra

El primer Urbi et Orbi de León XIV: la responsabilidad, la paz y los olvidados de la guerra

En su primer mensaje de Navidad “Urbi et Orbi”, el Papa León XIV pidió al mundo abrazar la “responsabilidad” como camino seguro hacia la paz, con una atención especial al sufrimiento en Gaza, Yemen y de quienes huyen de la guerra y la pobreza.

En su primer mensaje de Navidad “Urbi et Orbi” como pontífice, el Papa León XIV instó al mundo a asumir la “responsabilidad” como vía segura para la paz, subrayando de manera particular el sufrimiento de las personas en Gaza, en Yemen y de quienes escapan de la guerra y la pobreza como refugiados y migrantes.

Ante unas 26.000 personas reunidas en la Plaza de San Pedro el 25 de diciembre, el Santo Padre apareció en el balcón central de la Basílica de San Pedro para impartir la tradicional bendición de Navidad “a la ciudad y al mundo”, ocho meses después de su elección del 8 de mayo.

En uno de los pasajes más evocadores del mensaje, el Papa Prevost citó extensamente el poema “Wildpeace” del poeta israelí Yehuda Amichai, contraponiendo “la paz de un alto el fuego” con una paz más profunda que llega de forma inesperada —“como flores silvestres”— tras el agotamiento y el conflicto. “La responsabilidad es el camino seguro hacia la paz”, afirmó León XIV. “Si todos nosotros, en todos los niveles, dejáramos de acusar a los demás y, en cambio, reconociéramos nuestras propias faltas, pidiendo perdón a Dios, y si realmente entráramos en el sufrimiento de los demás y nos pusiéramos en solidaridad con los débiles y los oprimidos, entonces el mundo cambiaría”. El Papa Prevost articuló su llamamiento en torno al anuncio cristiano de que Cristo “es nuestra paz”, y añadió: “Sin un corazón liberado del pecado, un corazón que ha sido perdonado, no podemos ser hombres y mujeres de paz ni constructores de paz”.

Al referirse a los “rostros” concretos del dolor contemporáneo, León XIV señaló que, al hacerse hombre, Jesús “asumió nuestra fragilidad, identificándose con cada uno de nosotros: con quienes no tienen nada y lo han perdido todo, como los habitantes de Gaza; con quienes son presa del hambre y la pobreza, como el pueblo yemení; con quienes huyen de su patria para buscar un futuro en otro lugar, como los muchos refugiados y migrantes que cruzan el Mediterráneo o atraviesan el continente americano”.

El Santo Padre mencionó también a quienes han perdido su trabajo, a los trabajadores mal pagados que son explotados y a los presos “que a menudo viven en condiciones inhumanas”.

León XIV ofreció “un saludo cálido y paternal” a los cristianos, “especialmente a los que viven en Oriente Medio”, recordando su reciente viaje a Turquía y Líbano. “Les escuché mientras expresaban sus temores y conozco bien su sentimiento de impotencia ante las dinámicas de poder que les sobrepasan”, señaló. “Pidamos a Dios justicia, paz y estabilidad para Líbano, Palestina, Israel y Siria”, continuó el Papa Prevost, invocando pasajes de la Sagrada Escritura sobre la justicia y la paz.

El Santo Padre rezó también “de manera particular por el atormentado pueblo de Ucrania”, pidiendo que “cese el estruendo de las armas” y que las partes implicadas —“con el apoyo y el compromiso de la comunidad internacional”— encuentren “el valor de entablar un diálogo sincero, directo y respetuoso”.

En un repaso más amplio de las crisis globales, León XIV afirmó: “Al Niño de Belén le imploramos paz y consuelo para las víctimas de todas las guerras actuales en el mundo, especialmente las olvidadas, y para quienes sufren a causa de la injusticia, la inestabilidad política, la persecución religiosa y el terrorismo”, citando a Sudán, Sudán del Sur, Mali, Burkina Faso y la República Democrática del Congo. Rezó asimismo por Haití, pidiendo que “cesen todas las formas de violencia en el país”, y reclamó un futuro de reconciliación para Myanmar.

León XIV incluyó además un llamamiento específico para América Latina, pidiendo que “el Niño Jesús inspire a quienes en América Latina tienen responsabilidades políticas”, de modo que, en medio de los desafíos de la región, “se dé espacio al diálogo por el bien común, en lugar de a los prejuicios ideológicos y partidistas”.

Concluyó exhortando a los fieles a abrir su corazón a quienes pasan necesidad: “En este día santo, abramos nuestro corazón a nuestros hermanos y hermanas que están necesitados o sufren”, antes de ofrecer “de corazón los mejores deseos de una Navidad santa y en paz”.

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