¿Boicot del obispo de Barbastro al Opus Dei y al comisario papal?
¿Boicot del obispo de Barbastro al Opus Dei y al comisario papal?

 

El próximo mes de octubre se cumplirá un año desde que el Papa Francisco decidió intervenir en el santuario de Torreciudad (ubicado en Barbastro, Huesca) para nombrar un comisario plenipotenciario que intentara poner paz entre la diócesis de Barbastro -instigadora del conflicto- y el Opus Dei, institución constructora, promotora y responsable del templo.

Hasta la llegada del obispo Ángel Pérez Pueyo a la diócesis de Barbastro, Torreciudad ha funcionado como un santuario gestionado por el Opus Dei. Eran ellos quienes hasta hace dos veranos eran los responsables de elegir al rector del santuario y de encargarse de la atención pastoral de este lugar mariano.

Pero sin venir a cuento, el obispo operario decidió motu proprio nombrar al anciano sacerdote José Mairal como nuevo rector de Torreciudad (aunque su función en realidad consiste en celebrar la Misa los sábados por la tarde). Desde entonces, el santuario ha vuelto a salir a la palestra. Ha acaparado en estos dos años multitud de titulares y atención de medios religiosos y convencionales porque todo lo que huele a Opus Dei es goloso a nivel informativo.

El obispo de Ejea de los Caballeros, apoyado en su equipo mayoritariamente femenino, ha lanzado una cruzada contra el Opus Dei por el control del santuario hasta el punto de rozar el ridículo y el esperpento eclesial. Son muchos los obispos españoles quienes en privado confiesan no entender qué pretende Pérez Pueyo con Torreciudad, pero lo que sí podemos confirmar es que en Roma han descubierto su verdadera fachada que para nada es cordial ni sinodal.

El papel de Arellano Cedillo como mediador

El arzobispo español Alejandro Arellano Cedillo, presidente del Tribunal de la Rota vaticana, lleva desde el mes de octubre trabajando en este asunto por encargo directo del Papa Francisco. En estos meses, se ha visto con ambas partes en numerosas ocasiones. Fechas relevantes en todo este proceso fueron los meses de diciembre y de junio donde el arzobispo Toledano mantuvo varios encuentros con la prelatura y el obispado de Barbastro para tratar de llegar a un acuerdo.

Todo parecía indicar que el mes de junio iba a ser clave ya que el santuario celebraba a principios del mes de julio el 50 aniversario de su inauguración, pero pasaban los días y no había ningún anuncio oficial por parte de la Santa Sede, ni de la Obra ni de la diócesis de Barbastro sobre tan ansiado acuerdo. La realidad es que sí que hubo un pequeño pacto de mínimos pero no se hizo público.

Con el fin de buscar una solución cuanto antes y que el santuario vuelva a ser noticia por ser un lugar de fe y espiritualidad y no por líos eclesiásticos, Arellano Cedillo decretó lo siguiente para las importantes celebraciones que iban a celebrarse en verano: la fiesta de san Josemaría del 26 de junio correría a cargo del obispo Pérez Pueyo; la misa del 5 de julio por el 50º aniversario de Torreciudad para el prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz; la celebración de la festividad de la virgen de Torreciudad del 17 de agosto para Pérez Pueyo y la celebración de la Jornada de las Familias -13 de septiembre- correría a cargo de Ignacio Barrera, vicario de la Obra en España.

Pérez Pueyo... ¿incumpliendo los acuerdos?

Iglesia Noticias adelantó el pasado 20 de junio que -efectivamente- todo estaba previsto para que Ocáriz celebrase la Misa del 5 de julio en Torreciudad, pero tal y como publicamos en estas páginas en exclusiva, el prelado del Opus Dei no llegó a celebrar esa Misa. Una semana más tarde de empezar a anunciarse que Fernando Ocáriz acudiría a Torreciudad, el santuario informó a los fieles que estaban inscritos que finalmente el prelado no acudiría. ¿El motivo? Pérez Pueyo decidió saltarse a la torera el acuerdo verbal que llegó con el comisario plenipotenciario y avisó de que haría acto de presencia para esa Misa que no le tocaba celebrar.

Fuentes conocedoras de este proceso han confirmado a este medio que con el fin de evitar una situación incómoda y para que no se produjeran males mayores, el prelado del Opus Dei decidió apartarse aun sabiendo que Pérez Pueyo estaba incumpliendo su parte del acuerdo. Esta situación ha servido para que Roma haya tomado conciencia de lo ocurrido y que hayan fichado la matrícula de Pérez Pueyo. Esta situación, unida a su incomprensible propuesta de acuerdo que aireó por tierra, mar y aire en junio ha hecho saltar las alarmas en Roma ante la deriva obsesiva que ha emprendido el obispo de Barbastro. En esa propuesta de acuerdo en donde Ángel Pérez Pueyo parece renunciar a controlar el santuario, no dice que otra contrapartida que ha pedido (y no ha hecho público) es pedir que se realice una auditoría a todas las fundaciones vinculadas de algún modo a Torreciudad y que tienen conexión con el Opus Dei.

En medio de estas circunstancias, Pérez Pueyo volverá a aparecer por el santuario de Torreciudad este próximo 17 de agosto para la celebración de la festividad de la virgen de Torreciudad (cuya talla defiende en privado que ha sido casi usurpada por la prelatura y que él va a recuperar "para la devoción popular"). Mientras tanto, desde el santuario ya empiezan a mover la Jornada de las Familias que tendrá lugar el segundo fin de semana de septiembre en la que este año no participará el obispo de Barbastro.

Comentarios
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Marina Iglesias
1 mes hace
La lucha por control en Torreciudad revela una tensión entre tradición y poder eclesial. La interferencia del obispo Pérez Pueyo, desconectada de la autoridad papal, pone en jaque la unidad de la Iglesia en su misión pastoral.
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Alberto Pardo
1 mes hace
Este conflicto revela la tensión entre autoridad eclesial y tradición, pero la unidad en Cristo debe primar. La manipulación y desobediencia no edifican la Iglesia, sino que la dividen. La humildad y el diálogo son esenciales para preservar la comunión.
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Andrea Iglesias
1 mes hace
La situación en Torreciudad revela una lucha de poder que distorsiona su misión espiritual. La verdadera vocación del santuario es la devoción mariana, no un campo de batalla eclesiástico. La continuidad en la tradición debe prevalecer sobre intereses particulares.
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Celia Valero
1 mes hace
El conflicto en Torreciudad evidencia cómo algunos líderes eclesiales priorizan poder y control, olvidando la verdadera misión pastoral. La lucha por el control solo daña la imagen de la Iglesia y distrae de lo esencial.
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Israel Marqués
1 mes hace
La disputa por Torreciudad revela la tensión entre la autoridad legítima y las influencias externas. La continuidad de la tradición católica exige respeto y coherencia, no conflictos que desgastan la unidad y la fidelidad a la doctrina.
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