En este texto, publicado hoy en el medio francés Riposte Catholique, se analizan los resultados de una reciente encuesta sobre la práctica religiosa y las posiciones de los católicos en Francia ante cuestiones clave de actualidad eclesial y social.
Una encuesta del instituto IFOP publicada por el diario francés La Croix el 8 de diciembre analiza la situación de los católicos en Francia y muestra que los católicos practicantes regulares representan el 5,5 % de la población. Esto equivale a unos tres millones de franceses mayores de 18 años que asisten a misa al menos una vez al mes. El estudio distingue entre practicantes «regulares» y «ocasionales», estos últimos cifrados en unos 3,5 millones de personas, y constata diferencias marcadas entre ambos grupos en cuestiones consideradas como tres principios no negociables: la desnaturalización del matrimonio, el aborto y la eutanasia.
Según los resultados, los católicos practicantes regulares se muestran en mayor medida alineados con las posiciones oficiales de la Iglesia en estos tres ámbitos. El sondeo indica que, en varios de estos puntos, la distancia entre los practicantes regulares y los ocasionales es calificada de espectacular, reflejando una mayor adhesión doctrinal entre quienes mantienen una práctica religiosa más intensa y frecuente. Esta brecha se interpreta como un signo de recomposición interna del catolicismo francés en torno a un núcleo más comprometido.
En el terreno litúrgico, la encuesta revela que más de dos tercios de los practicantes regulares declaran no tener nada en contra de la misa tradicional, e incluso se muestran sensibles a ella. Entre los católicos regulares, dos tercios afirman no oponerse a la misa en latín, más de setenta años después de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II. Esta actitud indica una evolución respecto a las décadas posteriores al concilio, cuando la cuestión litúrgica estaba fuertemente marcada por la conflictividad.
El sociólogo Yann Raison du Cleuziou, consultado sobre estos resultados, sostiene que el catolicismo francés, «a medida que continúa retrocediendo en la sociedad, se recompone en torno a un núcleo de católicos extremadamente comprometidos». A su juicio, «esta homogeneidad crea un entorno portador que explica la buena resistencia de este “núcleo duro”: estos católicos celosos se refuerzan mutuamente». Cita como ejemplo «el éxito de la película Sacré Cœur», que considera «un buen ejemplo de este efecto de arrastre, fruto de una intensidad a la vez relacional y de convicciones».
En paralelo, el sociólogo observa «una aceleración del desapego religioso entre los católicos irregulares». Según su análisis, «el efecto de arrastre funciona también en el otro sentido: cuanto más se integran en una sociedad donde la religión retrocede, más su fe se vuelve secundaria en su vida». Concluye que «solo quienes intensifican sus prácticas religiosas resisten a este alejamiento», lo que refuerza la idea de una minoría muy implicada frente a una mayoría en proceso de distanciamiento.
Ante el aumento de las demandas de bautismo de adultos, que algunos interpretan como un posible signo de renacimiento religioso, Yann Raison du Cleuziou matiza que se trata de «un pequeño reajuste» y advierte de que «no hay que engañarse: el número de catecúmenos adultos no compensa en absoluto la caída de los bautismos de niños». Este «despertar» aparente, que «algunos dicen constatar también en parroquias dinámicas del centro de las ciudades», sería «sobre todo un efecto de lupa».
Para ilustrarlo, el sociólogo propone un ejemplo: «los católicos celosos, antes dispersos al 10 % en cada parroquia, se encuentran hoy concentrados al 90 % en las iglesias del centro de las ciudades». De ahí «un ambiente mucho más homogéneo en las naves, con más intensidad de convicciones y un nivel de entusiasmo muy alto». Esto genera «una sensación de salida de la crisis cuando en realidad es el efecto de la minoración del catolicismo: menos numerosos, pero agrupados, los católicos parecen más dinámicos».
Respecto al auge de la misa en latín entre los jóvenes, Yann Raison du Cleuziou considera que «precisamente porque hoy la misa en latín ha salido de la conflictividad posconciliar». A su entender, «reviste un valor de recurso –es un polo de intensidad como pueden serlo las comunidades carismáticas o monásticas– en muchos recorridos de jóvenes católicos». En estas celebraciones «viven experiencias fervorosas y adquieren en particular el sentido de la importancia de la misa que después, a menudo, va a mantener la observancia dominical en el marco de una liturgia ordinaria», mientras que «la misa ordinaria tiene más dificultades para transmitir este sentido de la obligación».
El sociólogo advierte de que, «al marginar demasiado las misas en latín, los obispos se privarían de una matriz de arraigo en el catolicismo y correrían el riesgo de empujar a estos jóvenes hacia una cultura de margen». Al mismo tiempo, señala que «del mismo modo, el clero tradicionalista, si se presenta como único poseedor de la “verdadera tradición”, correría el riesgo de perder a estos jóvenes que buscan afianzar su fidelidad a la Iglesia y ya no están en las querellas conciliares».
