Las declaraciones del Cardenal Pietro Parolin sobre el conflicto del 7 de octubre han suscitado críticas por parte de Israel, que considera que el enfoque del cardenal se centra excesivamente en criticar al Estado israelí en lugar de a Hamas.
El 7 de octubre se ha convertido en una fecha que, desde el Concilio Vaticano II, ha marcado uno de los momentos más tensos en las relaciones entre judíos y cristianos. En esta ocasión, la polémica ha sido avivada por una entrevista concedida por el cardenal Pietro Parolin a medios vaticanos, en la que se refirió al pogromo perpetrado por Hamas, que resultó en la muerte de 1.200 personas, expulsadas de sus hogares en los kibutz por terroristas debido a su fe judía.
La reflexión del cardenal, aunque extensa y detallada, no fue bien recibida por Israel. La embajada israelí ante la Santa Sede, a través de un comunicado en la red social X, expresó que «la entrevista, aunque bien intencionada, corre el riesgo de socavar los esfuerzos para poner fin a la guerra en Gaza y combatir el creciente antisemitismo. Se centra en criticar a Israel, ignorando el continuo rechazo de Hamas a liberar a los rehenes o a cesar la violencia. Lo que más preocupa es el uso problemático de la equivalencia moral donde no es pertinente. Por ejemplo, la aplicación del término "masacre" tanto al ataque genocida de Hamas del 7 de octubre como al legítimo derecho de Israel a la autodefensa. No existe equivalencia moral entre un Estado democrático que protege a sus ciudadanos y una organización terrorista decidida a matarlos. Esperamos que las declaraciones futuras reflejen esta importante distinción».
En otro pasaje, el cardenal abordó la cuestión de la desproporcionalidad. «Es derecho de quien es atacado defenderse, pero incluso la legítima defensa debe respetar el parámetro de la proporcionalidad. Desafortunadamente, la guerra que se ha desatado ha tenido consecuencias desastrosas e inhumanas… Me afecta y me aflige el conteo diario de muertos en Palestina, decenas, a veces cientos al día, muchísimos niños cuya única culpa parece ser haber nacido allí: ¡corremos el riesgo de acostumbrarnos a esta carnicería! Personas asesinadas mientras intentaban conseguir un trozo de pan, personas sepultadas bajo los escombros de sus casas, personas bombardeadas en hospitales, en campamentos, desplazados obligados a moverse de un lado a otro de ese territorio angosto y superpoblado… Es inaceptable e injustificable reducir a los seres humanos a meras "víctimas colaterales".
El Cardenal Parolin también recordó que ya han pasado dos años desde el siete de octubre: «algunos rehenes han muerto, otros han sido liberados tras largas negociaciones. Me impactan profundamente y me entristecen las imágenes de estas personas mantenidas prisioneras en túneles y reducidas al hambre. No podemos ni debemos olvidarnos de ellas». Recordó que Papa Francisco, en el último año y medio de su vida hizo 21 llamamientos públicos pidiendo la liberación de los rehenes y se reunió con algunas de sus familias. Su sucesor, el Papa León XIV, ha continuado haciendo estos llamamientos.
El jefe de la diplomacia vaticana destacó además los serios problemas que están causando (también a los cristianos) los colonos con su expansionismo en Cisjordania.