Las diócesis de Legazpi y Sorsogon han habilitado sus iglesias como refugios temporales, mientras los voluntarios colaboran en la protección de los edificios y la sensibilización de las familias vulnerables.
Filipinas se enfrenta a la llegada de la tormenta Bualoi, que amenaza con vientos de hasta 110 km/h, inundaciones y deslizamientos de tierra. Ante esta situación, las estructuras eclesiásticas del país, siguiendo las indicaciones de los obispos, se han puesto a disposición de la población para ofrecer refugio y ayuda humanitaria. En las diócesis de Legazpi y Sorsogon, las iglesias han abierto sus puertas como refugios temporales para los desplazados, mientras los voluntarios trabajan en la protección de los edificios y en la sensibilización de las familias más vulnerables.
Joel Baylon, obispo de Legazpi, ha pedido a los fieles que recen mientras enfrentan el tifón. En todas las iglesias de la diócesis se ha lanzado una "Oratio Imperata" para pedir la liberación de la calamidad. Esta oración reconoce los pecados contra la creación y solicita protección contra las calamidades naturales y provocadas por el hombre. Además, se pide inspiración para convertirse en administradores responsables de la creación y en prójimos generosos con quienes están en necesidad.