El Papa León XIV ha cuestionado la interpretación de la laicidad en Francia durante un encuentro con representantes políticos del Val-de-Marne, instando a una coherencia entre fe y acción política.
El pasado jueves 28 de agosto, el Papa León XIV recibió en el Vaticano a una delegación de aproximadamente cuarenta representantes políticos del departamento francés del Val-de-Marne, quienes estuvieron acompañados por el obispo de Créteil, Monseñor Dominique Blanchet. Durante su intervención, el Santo Padre criticó lo que consideró una interpretación "mal comprendida" de la laicidad en Francia, que dificulta a los políticos actuar en coherencia con su fe. En su discurso, pronunciado en francés, el Papa Prevost subrayó la importancia de renovar desde dentro las estructuras y organizaciones sociales.
El Papa León XIV lamentó que en el mundo occidental, la Iglesia a menudo es ridiculizada y exhortó a los cristianos a resistir las orientaciones contrarias a su conciencia. En un discurso directo, el pontífice destacó la misión del político católico frente a las "derivas de todo tipo" que afectan a las sociedades occidentales. Reiteró que no debe existir una separación entre la figura del político y la del cristiano, afirmando que ambos roles deben vivirse bajo la mirada de Dios y con responsabilidad cristiana.
Estas declaraciones no son nuevas en el contexto del Vaticano. Su predecesor, el Papa Francisco, también había expresado críticas hacia el modelo francés de laicidad, considerándolo como una forma de intolerancia. En su libro "Política y Sociedad", publicado en 2017, el Papa Francisco ya había señalado que la laicidad en Francia tiene una fuerte influencia de las ideas de la Ilustración, lo que lleva a ver las religiones como una subcultura.
El Papa León XIV enfatizó que el cristianismo no puede reducirse a una simple devoción privada, sino que debe influir en la manera de vivir en sociedad, promoviendo el amor a Dios y al prójimo. Instó a los políticos a interesarse por todas las dimensiones de la vida humana, incluyendo la cultura, la economía, la familia, el respeto a la dignidad humana, la salud, la educación y la política.
El pontífice también advirtió sobre las "presiones" y "colonizaciones ideológicas" a las que se enfrentan los políticos, animándolos a tener el coraje de decir "no" cuando la verdad está en juego. Subrayó que las enseñanzas evangélicas son impotentes si se desvinculan de Cristo, quien es su autor. Finalmente, León XIV llamó a los representantes a renovar profundamente las estructuras sociales y a defender la doctrina social de la Iglesia en la legislación, asegurando que sus fundamentos están en armonía con la naturaleza humana y la ley natural, reconocibles incluso por no cristianos y no creyentes.
El Papa León XIV también se refirió a los desafíos específicos del Val-de-Marne, como la violencia, la inseguridad y el desempleo, instando a los políticos locales a practicar la caridad "social y política" para enfrentar estos problemas.