El reciente informe FOESSA sobre exclusión y desarrollo social ocupó un lugar destacado en el análisis del presidente de la CEE, quien advirtió de que España se encuentra en una encrucijada social marcada por transformaciones profundas y crecientes riesgos estructurales.
El presidente de la Conferencia Episcopal Española afirmó que la lectura del documento debe realizarse a la luz del Evangelio y de la opción preferencial por los pobres. Enumeró los principales desafíos reflejados en el estudio: la fecundidad frustrada, la precariedad laboral que afecta especialmente a jóvenes y mujeres, las dificultades para acceder a una vivienda digna, el aumento de la pobreza infantil y la concentración de riqueza.
Subrayó que un tercio de las situaciones de exclusión severa corresponde a menores de edad, cifra que sitúa a España entre los países europeos con peor índice de pobreza infantil. Además, el informe advierte sobre la dependencia tecnológica, la erosión de la democracia participativa y el avance de una cultura basada en el miedo y el individualismo.
El arzobispo reclamó una renovación ética que se traduzca en nuevos modelos de cuidado, sostenibilidad y solidaridad. “Todo está conectado”, recordó, insistiendo en que una sociedad solo puede reconstruirse desde vínculos sólidos y desde una visión integral de la dignidad humana.
