El 15 de mayo, la Pradera de San Isidro en Madrid congregó a numerosos fieles para la tradicional Misa de campaña en honor al patrón de la ciudad, San Isidro. La ceremonia fue presidida por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, y contó con la presencia de destacadas autoridades como el alcalde José Luis Martínez-Almeida y el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijoo.
Durante la homilía, el cardenal Cobo exaltó la figura de San Isidro como un modelo de buen cristiano y vecino, enfatizando la necesidad de fomentar comunidades de esperanza y unidad. "Dios nos quiere. El mal no prevalecerá", citó el arzobispo, palabras del Papa León XIV, alentando a los asistentes a encontrar sentido en Jesucristo. La celebración reflejó el legado de San Isidro como sembrador de esperanza.
El cardenal Cobo destacó que San Isidro, un hombre sencillo y profundamente evangélico, vivió en un tiempo de inseguridad, pero siempre encontró esperanza en su fe y en su comunidad. Durante la homilía, el arzobispo recordó que la verdadera felicidad se halla en la unión con Cristo y con los hermanos, e instó a los presentes a seguir construyendo comunidades de esperanza y unidad, alejadas de divisiones ideológicas y egoísmos.
El arzobispo de Madrid también resaltó cómo San Isidro aplicó el Evangelio en su vida cotidiana, siendo un buen vecino y un cristiano de fe profunda en un Madrid mozárabe. En su predicación, el cardenal Cobo instó a los fieles a cultivar la cercanía, la hospitalidad y el cuidado mutuo, especialmente en una ciudad tan cosmopolita como Madrid. Además, mencionó desafíos actuales como el acceso a la vivienda y la situación de las personas sin hogar, subrayando la importancia de mirar con los ojos de Cristo.
La celebración concluyó con un mensaje de esperanza, recordando las palabras del Papa León XIV: "Dios nos quiere. El mal no prevalecerá". El cardenal Cobo invitó a los fieles a buscar sentido en Jesucristo, quien da sentido a nuestras vidas y hace posible la verdadera felicidad. La Misa en la Pradera de San Isidro fue un testimonio de fe y unidad, reflejando el legado de San Isidro como sembrador de esperanza.
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