El cardenal Castillo se refiere al Papa León XIV como "un lindo cachorrito"

El cardenal arzobispo de Lima, Carlos Castillo, ha vuelto a dejar algunas perlas durante la homilía de la misa de este pasado domingo que celebró en la catedral de Lima.

Predicando sobre el evangelio del domingo, el cardenal peruano (de quien se dice que no estaba muy en sintonía con Prevost) afirma que "es bien interesante cómo a veces pensamos que ser católico es una “sobradera”. “Yo soy católico y los demás son unos pecadores”, se suele pensar".

Ayúdanos a mantener vivo este proyecto: DONA

En ese contexto, es cuando el cardenal Castillo afirma que "no es extraño que hayamos elegido, por obra del Espíritu Santo, a Monseñor Prevost, al Papa León, que es un lindo cachorrito, porque es totalmente pacífico y buena gente y Chiclayo, por eso, lo tiene en el corazón, porque era muy cercano". 

Acto seguido aprovecha el pasaje evangélico donde se dice que Jesús envió a los discípulos de dos en dos para proclamar el evangelio para alardear de la archidiócesis tan sinodal que tiene porque en todas las parroquias que tienen la gente se reune para debatir cómo mejorar la Iglesia.

Te puede interesar

Se retrasa hasta diciembre la entrega de los informes de los grupos de estudio que creó el Papa Francisco tras la primera sesión del Sínodo

El cardenal Castillo también critica "esa concepción de que la fe solamente es venir a la iglesia, rezar un poquito y ya. Cuando eso pasa, uno sale igualito a como entró, sin cambio, sin conversión, y por eso se vuelve cerrado, conservador, intransigente, solitario".

El arzobispo de Lima insistió en tener una mentalidad más misionera "como la Iglesia latina ahora, una Iglesia más abierta, más cercana, que el Papa Francisco ha retomado desde el Vaticano II". 

Por último, el cardenal Castillo expuso de esta forma lo que considera como un problema: "Uno de los problemas más serios de la Iglesia en latinoamerica y en el Perú es que, como hay una gran mayoría de cristianos, a los pocos curas que existimos nos adoran; entonces, después los sacerdotes nos creemos la “divina pomada” y les cobramos lo que sea, sometemos a la gente y la maltratamos. Ese pecado existe en la Iglesia, y muchos grupos católicos piensan así: que somos“poderosos”, pero lo que somos, en realidad, es servidores".