El Cardenal Luis José Rueda presidió la celebración en Ocaña, destacando la importancia de la reconciliación y el perdón, mientras el Papa León XIV envió un mensaje especial a través del nuncio apostólico en Colombia.
El Cardenal Luis José Rueda presidió la celebración de los 314 años de la aparición de la Virgen de Torcoroma en Ocaña, Colombia. Durante la homilía, el cardenal destacó la importancia de la reconciliación y el perdón en un país marcado por el conflicto. En su mensaje, subrayó que "la paz es un don que se construye día a día con gestos concretos de amor y justicia". La festividad reunió a miles de fieles que acudieron para rendir homenaje a su patrona.
La Virgen de Torcoroma es una figura central en la devoción católica de la región. Su aparición en 1709 ha sido motivo de peregrinación y fe inquebrantable para los habitantes de Ocaña y sus alrededores. El cardenal Rueda aprovechó la ocasión para recordar a los presentes que "la fe debe ser un motor para transformar nuestras vidas y nuestras comunidades". Además, animó a los fieles a ser agentes activos en la construcción de una sociedad más justa y solidaria.
Ayúdanos a mantener vivo este proyecto: DONA
Por otra parte, el evento contó con una serie de actividades culturales y religiosas que incluyeron procesiones, misas solemnes y conciertos. La participación masiva reflejó el profundo arraigo de esta tradición en el corazón del pueblo ocañero. Las autoridades locales colaboraron estrechamente con la Iglesia para garantizar el éxito y seguridad del evento.
En este contexto, el Papa León XIV envió un mensaje especial a través del nuncio apostólico en Colombia. El Santo Padre expresó su cercanía espiritual con los fieles colombianos y alentó a todos a seguir trabajando por la paz y la unidad. Este gesto fue recibido con gratitud por los asistentes, quienes valoraron las palabras del Pontífice como un signo de apoyo y esperanza.
Para concluir, el cardenal Rueda reiteró su compromiso con las causas sociales y pastorales que afectan al país. Hizo hincapié en que "la Iglesia debe ser un faro de esperanza en medio de las dificultades", llamando a todos los presentes a renovar su fe y compromiso cristiano. La celebración culminó con una emotiva procesión por las calles de Ocaña, donde se vivieron momentos de profunda devoción y alegría compartida.
