El viaje habitual del Papa León XIV a Castel Gandolfo sufrió un inesperado retraso debido a una avería en su vehículo, que el Santo Padre afrontó con una sonrisa mientras saludaba a la multitud.
El pasado lunes, la tradicional visita del Papa León XIV a Castel Gandolfo se vio brevemente interrumpida por una avería en su automóvil. Según informó la agencia de noticias italiana ANSA, el vehículo del Papa no arrancó, lo que obligó a un cambio de planes momentáneo. Este contratiempo no impidió que el Santo Padre mantuviera su habitual serenidad, aprovechando la ocasión para saludar con una sonrisa a la multitud congregada en la Via Cernaia, cerca de la estación principal de Roma.
El Papa León XIV, quien ha adoptado el uso de un Volkswagen eléctrico oscuro en lugar del tradicional Fiat blanco de su predecesor, es conocido por su afición a la conducción. El Kurienbischof Luis Marín de San Martín, subsecretario del Sínodo de los Obispos, recordó una anécdota de un viaje en Chiclayo, Perú, donde el Papa demostró su destreza al volante. "Recuerdo que me llevó por la ciudad y sus alrededores, a veces pisando el acelerador con bastante fuerza", comentó Marín de San Martín en junio.
El incidente no alteró significativamente la agenda del Papa León XIV, quien rápidamente abordó un vehículo de escolta y continuó su camino hacia Castel Gandolfo, donde suele pasar una noche y un día. El equipaje fue trasladado con celeridad, asegurando que el retraso fuera mínimo.
Este episodio se enmarca en el contexto de la transición del Vaticano hacia la movilidad eléctrica, un paso significativo hacia la sostenibilidad y la neutralidad climática. La flota de vehículos del Estado Vaticano está en proceso de ser reemplazada por modelos eléctricos, en un esfuerzo por reducir la huella de carbono de la Santa Sede.